jueves, 8 de abril de 2010

Vacilaciones

Yo creía en mí misma, lo juro, pero se me olvidó cómo hacerlo.
Cuando con cinco años estás subida en un tobogán y miras hacia abajo, sabes que estás segura de tirarte sola, sin caerte. Confías en ti misma. Te tiras, y no pasa nada. Te tiras, y te caes, pero no pasa nada. Vuelves a intentarlo otra vez, hasta que desbocas una carcajada por haberlo conseguido tres veces seguidas, sin caerte.
Cuando tienes ocho años y no paras de apoyarte en la pared, boca abajo y de espalda, haciendo el pino, estás creyendo en ti. Sabes que te va a salir, que lo vas a conseguir. Y entonces haces el pino, después el pino puente, la voltereta entera, y te caes. Te caes. No escuchaste cuando te decían "ten cuidado", y ahora te duele la espalda. Te duele hasta tal punto de llorar por no poder levantarte. Pero te da igual. Te da igual todo. Te dan igual las caídas, las palabras, los avisos... Y te levantas, orgullosa, con lágrimas en los ojos. Sabes que volverás a intentarlo hasta conseguirlo. Porque después de fallarte a ti misma, sólo tú podrás recomponerte y conseguir lo que te propongas. Da igual todo, porque al fin lo consigues.
Pero todo cambia cuando creces,cuando experimentas tu primera gran caída que te rompe en pedazos.Lo superas y decides seguir intentándolo,sin desistir,recordando aquellos momentos de tu infancia en los que las heridas eran solo meras cicatrices de grandes victorias y batallas ganadas.Luchas,como siempre has hecho.Pero a veces te derrumbas,pensando que a pesar del esfuerzo jamás lo conseguirás.Al fin y al cabo,es imposible encontrar el equilibrio.¡Qué tontería!Entonces,¿qué haces?No seas tan frágil..tienes que seguir insistiendo.No puede ser tan difícil. A veces, quieras o no, duela o no, te mate o no, tienes que decidir. No siempre todo es blanco o negro. También puede haber gris. Pero hay que decidir. Es entonces cuando optas por no rendirte.Y eso... eso no tiene precio. No lo tiene porque creer en uno mismo, confiar en ti misma es lo que va a conseguir que tú, yo y todos seamos capaces de levantarnos cada día de la cama, arrancar las nubes y dejar paso al Sol.

3 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

La mayor diferencia entre niños y adultos, a este respecto, (luego hay otras más grandes, más importantes y más todo, pero, en este aspecto) es...que cuanto mayores nos hacemos, más tardamos en levantarnos, más tardamos en dejar de llorar, en cerrar las heridas.
El ser adulto, la esencia de ese ser, una persona, es en las decisiones, en que cada día tomamos cientos de ellas, la mayoría tan sencillas que ni nos damos cuenta, pero claro, otras no lo son.
Y por supuesto, nos equivocamos millones de veces (menos mal, imagina que aburrido si no), pero seguimos, y a veces hasta aprendemos algo en el proceso, porque de eso se trata.

Por suerte, siempre nos tendremos a nosotros mismos, esa es una de las grandes verdades de la vida. Puedes elegir si quieres contar con más gente o no, pero a ti te tendrás siempre. Lo cual es una suerte cuando eres una persona que merece la pena.
:)

8 de abril de 2010, 15:53  
Anonymous Anónimo ha dicho...

PD: conste en acta que yo he entrado a este blog por voluntad propia...

8 de abril de 2010, 15:58  
Blogger Elena ha dicho...

Es una suerte enorme los que hemos tenido una fabulosa infancia que recordar cuando hay malos momentos, pero lo mejor de ser adultos es que podemos buscar la felicidad y no sólo esperarla.
...Me gustan tus letras. Bicos

9 de abril de 2010, 13:38  

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